Cada generación en una parroquia católica es probable que sea diferente de la siguiente en sus orígenes, cultura y perspectivas. Las comunidades también deben adaptarse de acuerdo con los regalos traídos por los recién llegados.
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Os amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén